Hoy me he dado cuenta de que tus palabras son como el agua, transparentes y necesarias para mantenerme viva; pero igual que el agua en mi boca, ya no saben a nada; cuando abundan les quito importancia y cuando escasean las deseo como nunca.
Yo soy un 70% de tus palabras, aquellas que cuando llueven calan hasta los huesos, y te puedes empapar con cada una de sus vocales. Al igual que el agua, puedo congelar tus palabras en el tiempo, y al igual que un hielo, acaban por derretirse en mis labios. 
Me encantaria poder embotellar tus palabras, y asi asegurar que nunca me falten, pero no puedo.
Tus palabras pueden refrescar como una lluvia, asustar como una tormenta o dañar como un tsunami.
Y por desgracia, los dos sabemos que como el agua tus palabras acabaran por evaporarse o estancadas en cualquier alcantarilla de nuestra ciudad.






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